¡No más Llaves Allen!

Siempre he pensado que nuestra casa es una prolongación de nosotros mismos, de nuestra propia personalidad. Es por eso que pienso que cuando compramos muebles de IKEA, conseguimos que no tenga alma, que la sensación al ver nuestra casa sea la misma que al ver otros muchos hogares, aunque algunas veces nos saquen de más de un apuro.

Otra cosa que me pone muy nerviosa es que nos hayan inoculado ese perfil bajo, es decir, que nos hagan pensar que son sinónimo de diseño, pero creo que en todo caso es diseño de un nivel muy bajo y que algunas veces nos hagan creer que son imprescindibles para ordenar y organizar mejor nuestra casa. 

Nuestra tradicional industria del mueble, tan importante en algunas zonas del país, no puede competir con los precios a pesar de su calidad, de su variedad y de que no tienes que cargar con los muebles ni mucho menos armarlos.

Imagen descargada de Google

En nuestra cultura española, el mueble siempre ha tenido un valor patrimonial, algo que incluso se dejaba en herencia y que, si era de calidad, su valor se mantenía o aumentaba con el tiempo. IKEA nos ha convencido de que los muebles no tienen ningún valor patrimonial, que son un bien de consumo que se cambia cada temporada, como la ropa, es algo que me parece lamentable, pues decorando de esta manera, nuestra casa no sólo baja de nivel, sino que realmente aunque el precio sea bajo, debemos realizar esta inversión cada poco tiempo.

Estos productos están pensados para que duren dos o tres temporadas. Aún estando en perfecto estado, nos venden la idea de que hay que cambiarlos. Yo he sufrido varias mudanzas, y os digo con conocimiento de causa que cualquier mueble que necesite de la Llave Allen, para ser desmontado y vuelto a montar, sencillamente, tiene ya tanto juego, que realmente no es operativo, en especial aquellos de uso diario como las sillas, las mesas de trabajo o los muebles que deben soportar peso, no digamos las camas, si nuestros hijos no son precisamente “pesos pluma”.

Es por ello que estos días me he planteado, encontrar una alternativa, al omnipresente IKEA y realmente estoy muy contenta de haberlo hecho. La tienda se llama HOMY y tiene unos muebles muy interesantes, de diseño moderno y de gran calidad. Los productos que venden están muy bien clasificados en secciones como: Casa y Hogar, Oficina, Jardín y tienen una pequeña sección de Hobbies y Deportes. Cuando entras en cada una de las secciones, las mismas se organizan en subsecciones como: Sillas de comedor, Sillones, Mesas, Armarios, Sofás, Estanterías, etc. De esta manera es muy simple recorrer la tienda a la búsqueda de lo que necesitas.

La tienda tiene un boletín al que te puedes subscribir simplemente dejando tu mail, yo me he decantado por Un Lote de Cuatro Sillas de Comedor de Piel Genuina que están rebajadas, cuyo precio es de menos de 180 euros. Ahora hay una promoción de rebajas por la que si tu pedido es superior a los 199 euros tienes un bono de 22 euros de descuento adicional y si es superior a 99, tienes un ahorro de 12 euros en el pedido. Además cuentas con envió gratis hasta tu casa de cualquier mueble o complemento que quieras adquirir, sin pedidos mínimos, algo muy interesante; finalmente todo lo anterior se completa con el derecho de prueba y devolución de catorce días, es por todo esto que comprar en esta tienda me da plena garantía.

Imagen descargada de la web homy.es

Creo sinceramente, que existen todavía, alternativas a la República Independiente de tu Casa, que no nos tratan como borregos, que no uniformizan nuestra diversidad. En las que comprar es posible, sin tener que recorrer la tienda entera, sencillamente yendo a lo que nos interesa, en las que los muebles se llaman de una forma clara: silla de comedor de piel genuina y no tenemos que dar explicaciones de que hemos comprado la silla Märnösand o el sofá Ingösta.